Ciertamente, las provocaciones del letal ejército estadounidense han sido muy graves. Desde el año 2001 estos han sido constantes y persistentes sin control de nadie. Han ensangrentado terriblemente
a la humanidad. En el curso de ella, la criminal burguesía estadounidense ha sobrepasado todos los límites y todas las líneas rojas de la estabilidad mundial. Ahora, en su insano delirio por recuperar la hegemonía mundial perdida en 2010, pretende incendiar el planeta nada menos desde el Mar Meridional de China y el Este de Ucrania. Ha trasladado a estas regiones un buen número de tropas y armamento de primer nivel, azuzando la guerra contra China y Rusia. Incluso declarándoles la guerra, que al parecer, Rusia y China no la han entendido o no quieren entenderla.
Sin embargo, todas estas provocaciones de guerra, en la que ni siquiera es capaz de actuar directamente sino escudándose de forma muy cobarde en sus pobres fantoches entre ellas la “minusválida” Unión Europea que no es capaz de enfrentar independientemente su destino, no podrán ser sostenidas tal como verdaderamente dictan las leyes de la guerra, sencillamente, porque existe la ley de la paridad estratégica, base de la actual multipolaridad, que para su mala suerte convierten estas provocaciones en grotescas fanfarronerías. Son simples fanfarronerías cuando las propias leyes de la guerra (de la guerra nuclear, si China y Rusia reaccionaran como debía ser), le arrancarían de su cerebruto, en un solo segundo, sus ínfulas de “guerra”.
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