1.- LAS CRISIS ECONÓMICA Y SU CONCEPTO .
Antes de iniciar este artículo debemos ponernos de acuerdo en algunas cuestiones elementales: primero, el sistema de producción capitalista pasa por dos fases: la fase pre-monopolista y la fase monopolista. Segundo, que su avance es en medio de ciclos económicos, es decir, su desarrollo es cíclico. Tercero, que toda crisis es siempre de sobreproducción de mercancías, además, de sobreacumulación de capitales. Cuarto, la finalización de un ciclo económico largo de contracción implica, ante todo, destrucción de capitales excedentarios, destrucción de fuerzas productivas obsoletas, desaparición de talleres, astilleros, altos hornos, destrucción de mercancías y una gran tasa de desocupación, todos, creados en un ciclo anterior de auge. Quinto, lo anterior conduce inevitablemente a una renovación en masa del capital fijo que en los hechos significa introducción de nuevas modalidades de producción, nuevas maquinarias y nuevas teorías de sobreexplotación. Sin estos hechos simplemente la crisis no toca fondo ni existe un nuevo ciclo económico. Y, sexto, toda crisis siempre termina en una depresión. La pregunta es: ¿Y, una gran crisis en qué termina? Así de simple.
2.- EL VEREDICTO DE LA HISTORIA : LO QUE SUCEDIÓ ENTRE 1930 y 1935.
La historia nos señala que la Segunda Gran Revolución Industrial se desarrolló más o menos entre fines del siglo XIX e inicios del siglo XX (se entiende que toda Gran Revolución Industrial se da en las fases expansivas del capitalismo). Fue un auténtico proceso de consolidación del sistema de producción capitalista. Se mostró como un grandioso proceso de industrialización en Gran Bretaña, Francia, Italia, Holanda y Norteamérica. Entonces el mundo pudo observar el traspaso del libre mercado a los sistemas de producción basados en el monopolio.
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